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Cristina Vega posa en la terraza de su vivienda construida con plástico reciclado.

Cuando el plástico se convierte en un sueño en Cartagena

El poder de transformar el mundo radica en encontrar pequeñas o grandes ideas que contribuyan a hacer más fácil las vidas de otras personas. Estas historias tienen un mismo protagonista: el plástico.

El tan esperado día llegó, por fin. Cristina Vega tenía un nudo en la garganta y un cúmulo de sentimientos avivaba su corazón. Aquella mañana, de hace cinco años, está congelada en el tiempo y en el espacio de su mente. Esa vez, ella cruzó la terraza, para luego atravesar el pórtico, llegar a la sala y presenciar, de una vez por todas, aquel lugar con el que tanto, por tanto tiempo, soñó: una casa. Su casa. Y sucedió lo inevitable: aquella emoción elevada a la enésima potencia se reflejó en un pequeño estallido de lágrimas, eco vivo de sentimientos represados, luego de numerosos sacrificios, y que aquella vez brotaba de alegría.

La mujer, oriunda de El Carmen de Bolívar, llegó a trabajar hace muchos años a Cartagena.

Vivía con mis dos hijos en casa de una hermana, aquí mismo en Ciudad del Bicentenario. Allí también vivía otro hermano con su familia” narra. “Después tuve la gran oportunidad de aplicar a una convocatoria de la empresa Esenttia, sobre un programa que otorgaba casas de plástico reciclado. Me inscribí y, cuando salí favorecida, fue una gran sorpresa, una gran alegría para mí, para mis hijos, para toda mi familia” cuenta.

Luego de algún tiempo de espera, vio cristalizado aquel sueño en una realidad tan palpable como las paredes que hoy resguardan su vida y las vidas de sus hijos.

La entrega de las viviendas fue emocionante. Lloramos. Mi casa ha significado un sueño que siempre tuve” explica y aún se asoman en ella algunas lágrimas. “Gracias a Dios, poco a poco le hemos ido haciendo mejoras, como la reja. El hecho de que sea de plástico reciclado, contrario a lo que se puede pensar, hace más frescas a este tipo de casas“, complementa.

Más allá de las paredes

Cristina cuenta que tener casa propia le ha dado estabilidad. Sumado a ello, es significativo para ella saber que el mismo plástico reciclado, materia prima de su vivienda, es utilizado para beneficio de las comunidades de la ciudad, como parte de la iniciativa PoliHábitat, de la empresa Esenttia. Dicho proyecto consiste en la elaboración y entrega de mobiliarios urbanos y casas que incorporan plástico reciclado en su fabricación, para aportar, como lo mencionan desde esa organización, a una Cartagena de ‘esperanzas’.

En el mismo barrio de Cristina hay parques infantiles hechos de este material, así como en Caño del Oro.

Este era un espacio en muy malas condiciones, abandonado y, pues, gracias a la articulación de la comunidad, de Esenttia y del Colectivo Traso, se construyó este parque en material reciclable que ha beneficiado a los niños

describe Wendy Pérez González, representante legal del Consejo Comunitario de ese corregimiento.

El mismo plástico reciclado también ha tendido puentes de unión, literalmente. Algo de lo que han sido testigos, por ejemplo, comunidades como Pasacaballos, cuyas vidas han cambiado significativamente.

La historia de los puentes en nuestra comunidad ha sido bastante difícil. Antes había puentes de madera sobre los caños o canales, los cuales se dañaban y causaban accidentes. Ahora tenemos puentes de plástico, más duraderos, podemos cuidar el medio ambiente y se demuestra que el plástico se puede reutilizar para otras cosas que benefician al ser humano

menciona Daniel Campillo, habitante del sector Jorge Gaitán.

Otro ejemplo de ese segundo uso del plástico puede verse también en el barrio Manga, donde la comunidad y los navegantes del mundo se han beneficiado de plataformas de embarque marítimo.

Estos embarcaderos, hechos en plástico, de la bahía de Cartagena son más compatibles con el agua salada y tienen más durabilidad en el tiempo. Esta donación es un beneficio para la comunidad y para la ciudad en general

explica Fico de la Rosa, presidente de la JAC de Manga.

La imagen de una ciudad

En la Vía Perimetral y en las playas de Marbella, las esculturas de las letras Cartagena son un eco altamente sonoro de aquellos otros usos de este material. En estas figuras gigantes todos los días decenas de personas acuden a fotografiarse para tener un recuerdo de la Heroica y bien son el reflejo de lo que puede ser una ciudad amigable con el medio ambiente, porque sí, también están hechas con plástico reciclado.

Tomado del artículo publicado por El Universal.

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